5 jul 2009

Despertar

Las cosas siempre pueden empeorar, lo mejor de los sueños es que solo duran lo suficiente para llevarnos a la cumbre de la histeria, y en un espasmo, despertar.


Afortunadamente todo fue un sueño, solo eso. Por un instante viví decenas de momentos en fracción de segundos, y ahora giro placidamente en mi cama. Las sábanas son frescas, el sueño ha sido tan real que me duele la cabeza y siento el cuerpo entumido.

Se siente como si ese microbús en verdad me hubiera embestido. Tengo un poco de cansancio, no vendría mal dormir un par de horas más y dejar que todos estos síntomas falsos me abandonen.

Como pude capturar tantos momentos y emociones en tan pocos segundos, la temporalidad del sueño es muy extraña, por instantes sentí el letargo y la lentitud del tiempo.

Tengo que dejar de leer las notas policíacas, esos atropellados de todos los días se cuelan hasta en los sueños, si, eso es, el sueño encaja con la narración de la nota de el Lunes pasado. Seguramente mi mente se dio a la tarea de recrear el acontecimiento en mi sueño. Yo cambiando de acera por la avenida, el semáforo en rojo, un camión de transporte público a exceso de velocidad no logra frenar, me embiste, soy lanzado por el aire algunos metros, en una fracción de segundos me lleno de recuerdos de lo que he vivido, regreso al duro pavimentó rodando, siento raspones, golpes y de pronto silencio… Escucho murmullos, ambulancias, me suben en una, siento el cuerpo rígido y no puedo abrir los ojos.

Parece que el sueño hubiera durado una eternidad, o que pase bastantes horas dormido.

Será mejor que me de prisa o no llegare a tiempo a la universidad.

En verdad no creí que la mente pudiera influir a tal nivel en el malestar físico. Esto es similar a una resaca.

¡A cabrón, que está pasando!, ¿que hago con estos vendajes llenos de sangre?, me duele un chingo la cabeza, me duele todo.

(Periódico: jueves 02 de julio de 2009.) Como es posible si hoy debería ser martes.

Seguro es una broma, dejare esta porquería de periódico… ¡Un momento! Ese de la fotografía soy yo, -estudiante arrollado por Microbús, es el numero 9 de la semana.-

Por un momento creí que todo esto era un sueño. Alguien a dejado una nota frente a la puerta:
–Hola Ulises, si despiertas no te alarmes, fuiste atropellado el Lunes, por ahora duerme un poco, debes recuperarte de los golpes del accidente, perdiste el conocimiento, me fui a trabajar, un beso. Mamá.


Estaba seguro de que todo era un sueño, bueno, ahora siento el mismo alivio que al despertar de la pesadilla, al menos estoy vivo, que curioso, despertamos de distintas clases de sueño frente a la fatalidad y sentimos ese mismo alivio.

Que extraño, la señora de los jugos no me ha saludado, siempre lo hace. Los taxistas tampoco me hacen caso alguno. Señora, señora, buenos días, me puede decir su hora…
¿Usted si me escucha verdad señor?, ¡no chigues!, ahora si me cargo la chingada.

1 comentarios:

Arturo Pérez Morán dijo...

A veces es un alivio decir: solo fue un sueño, como cuando sueñas que se te caen los dientes. Otras veces es mejor seguir soñando.