7 nov 2008

Manual para matar a una mujer. Laura Avalos


De nada sirvió desmembrarla,
y regar sus partes en otras mujeres que te acompañarían
algunas noches sobre la humedad de tus sábanas.
El libro sin terminar

I

A sabiendas que ella está ahí, que tú la colocaste ahí, bajo tu cuerpo, tirada sobre su espalda, la observas diseccionándola. Te recuerda a todas las mujeres de tu vida, las que hubo antes y después de conocerla. Las piernas torneadas de Gabriella; el vientre hendido de Alejandra; los senos tambaleantes de Verónica con sus pezones aciruelados, la boca jugosa de Elena, el pelo azafranado y rebelde de Julia. No te detienes en sus ojos, porque sus ojos son de ella, de Ella.

Si estuvieras con otra la mirarías de frente sin titubear, sin importar que abriese los parpados, o que mirase a otro lado. La mirarías sin dudar, sin pensar en nada más que en la humedad que penetras, en el olor que desprende su piel, en el gesto inconfundible de su cara. Pero con Ella no puedes hacer eso. Mirarla a los ojos equivale a extraviarse en las sospechas, la envidia, el odio, los celos. Sí, alguna vez lo hiciste, y no lo soportaste, te conoces, y sabes que si lo vuelves a hacer perderías la poca cordura que tienes cuando estás dentro de ella.

Dejas de moverte, sales de su cuerpo, te prohíbes silenciosamente pensar, ella adivinándote se tira bocabajo, le besas la nuca (de Claudia), la espalda (de Sofía), las nalgas (de Paola), la escuchas suspirar, gemir, la ves arquearse mientras te abres paso entre sus piernas (de Gabriella). Piensas en imaginarle el rostro, quizás así no correrás peligro, te cuestionas un momento mientras tus manos se colocan sobre su cadera (de Fernanda); desearías poder ver su cara, saber que la satisfaces en todo sentido, quizás si la imaginas no te haga daño, te atreves. Cierras los ojos, y entre siluetas difusas y azules pardos comienzas a ver su rostro extasiado, con su mueca maravillosa ensimismada en el placer, con la boca (de Elena) entreabierta. Y de repente los ves: sus temibles ojos. Y cómo en una película sabes lo que piensa, la ves soñando a su hombre, a ese hombre que te la arrebata a con cada movimiento, la ves imaginando el último encuentro con él, y percibes un gemido contenido en su boca de Elena en donde ronda el nombre de ese al que ella se entrega por completo. Porque sabes que aunque posees su cuerpo construido por las partes de otras, Ella no es tuya.

Entonces, arremetes contra su cuerpo, queriendo tocarle el corazón desde dentro, hacerte presente en su alma y en su piel; mientras Ella se muerde los labios de Elena para no gritar el nombre de él, del otro. Y sientes en la boca un amargo sabor a ocre y sabes que ese es el sabor del dolor, de la rabia, de la lujuria. Le pides que diga tu nombre, y ella contesta con un suspiro. Entonces la volteas para que quede de frente a ti… y Ella te observa y tú sin pensarlo caes es sus ojos perversamente dulces, y una sonrisa cínica se le dibuja en la boca de Elena, mientras cierra sus ojos.

- Di mi nombre – No sabes si lo dices suplicando o en una orden – Di mi nombre Ella – No obtienes respuesta. Lleno de tu orgullo y tu lujuria, sabes lo que hay que hacer, te dispones a borrarla, a desaparecerla, a matarla. Si no es totalmente tuya no será de nadie. Pones una mano sobre su cuello de Claudia, lo harás, esta vez lo harás. Aprietas un poco, Ella se acerca a ti, abre los ojos, doblegándote. Agilizas tus movimientos, la penetras, mientras te clava sus uñas de Patricia en los hombros y la espalda. La observas imaginando que se entrega a otro. Le robas ese pensamiento para que tu deseo no merme. Le lames un pezón aciruelado de Verónica, sientes la proximidad de su orgasmo y del tuyo. Cuando de repente le oyes susurrar “Miguel”, tú no eres Miguel, y sin embargo ese nombre detona tu cuerpo inundando a Ella por dentro, mientras caes sobre sus senos de Verónica mojándolos con dos lágrimas cobardes que te recuerdan que le perteneces y que jamás le harías daño.
-Te amo Ella.

II
-Y dime Ella ¿cómo va lo de tu marido?
-Igual, Miguel siempre termina llorando después de que hacemos el amor.

5 comentarios:

Blog de fomento a la lectura dijo...

hey laurita, y dices que no escribes, como te había dicho tu texto me parece genial, ya en estos dias te paso mi retroalimentación, a varios que lo han leido igualmente les parecio fascinante. animo

Bernardo Santiago Anaya dijo...

Hola Laura, mira seré sincero, me es un tanto enredoso tu texto, no quiero decir que no me agrado, pero el modo de usar los personajes, emm no me parecio muy digerible, aun asi te felicito y aqui estamos.

Isabela dijo...

es extasiante tu texto en verdad nena, eres wow master, estoy enamorada de tu texto, es INCREIBLE, es como un rompecabezas que se completa en tu perfecto final, un placer compartir contigo el blog, un deleite leerte...
le di a Jaime mi mail, ojalá pueda pronto cruzar mas que coments por acá, saludos un estrujo desde aca ciao

Rodrigo dijo...

Me gusta como describes el momento del orgasmo masculino: " al momento de inundarla"
tambien me encanto¨: "la humedad que penetras".
El final, es un poco confuso y a mi tambien me encanta dejar las cosas con algo de suspenso, pues resulta que el amante era el marido y se cojunta con la fantasia del amigo, el otro interlocutor. Bueno eso me imagino que es el resultado de los celos del marido al ver que ella se entiende con otro hombre a quien ve como amigo, pero que este fantasea con estar con ella.
saludos.

aeromusa dijo...

Sr. Higginson.
Pues la lucha se le hace. Aunque ocupo urgentemente un curso de reglas concretas. Que después destrozare jijijiji.

Bernardo.
La sinceridad ante todo. Confieso que en ocasiones no reviso lo que escribo, y el amontonamiento de palabras e ideas no suele tener el mejor resultado. Pero la talacha hace lo suyo no crees?

Isabela.
Querida lo mismo digo he visitado tu blogo y con un agradable sabor de boca. Si yo soy master ud es Zen, gracias por la agregancia y nos seguimos leyendo.

Rodrigo:
Los caminos de la sexualidad oscuros y confusos, exitarte solamente pensando a tu mujer con otro, es para muchos el afrodisiaco perfecto... aunque no sea verdad... jijiji

Besus y mariposas para todos