24 sept 2009

Oda al artista

Nos llaman vividores, a veces nos creen locos. Casi nunca nos comprenden y en ocasiones nos discriminan. Sin embargo, con el pasar del tiempo me queda cada vez más claro que el motivo de su desprecio es que reconocen nuestra superioridad innata. Decía Vicente Huidobro que el poeta es un pequeño Dios y no estaba equivocado… somos creadores; entes supremos de infinita habilidad para retar al mundo, a la historia, al futuro, a la vida misma. Somos dueños del mañana, del ayer, del ahora. Somos los vectores del movimiento universal, el hilo conductor que maneja los infinitos caminos por los que ha de caminar la humanidad. ¡Somos artistas y ya con ese simple adjetivo merecemos su entera admiración!

¿Qué dices? ¿Qué la ciencia es la responsable del progreso? ¡Calla la boca obscena que malpare estupideces! Mientras el hombre de ciencia trata de comprender su entorno, las sombras ancestrales de los dioses creativos somos atrevidos, intrépidos, mejores… jugamos a crear un mundo nuevo, un universo nuevo, una existencia nueva, un universo nuestro, sólo nuestro en el que ustedes, viles mortales, se ven obligados a deambular por mandato divino; es decir, nuestro mandato. ¿Leyes de la Física? Nosotros no sabemos de límites. Hacemos nuestras propias leyes simple y sencillamente porque podemos hacerlas. Leyes que nos permitan cumplir la meta empírica que queremos. ¡Ah! Porque ya te abras dado cuenta que los artistas no sueñan, no anhelan, no desean. Nosotros queremos y, mejor aún, obtenemos lo que queremos. ¿Por qué? Pues porque somos artistas.

Músicos, escritores, pintores, escultores, fotógrafos… Cualquiera tenemos el Cielo asegurado. Jamás debemos esforzarnos por ser grandiosos, lo somos desde el primer respiro. ¿Ejemplos me suplicas? (tú jamás podrás pedirme, menos aún exigirme. Sólo suplicas mi atención) Tengo de sobra para restregarte. ¿Abogas por la clasificación de especies? Qué patética existencia. El buen músico es capaz de comunicarse con todas y cada una de las criaturas que habitan este mundo. ¿No comprendes lo que digo? No me sorprende, para serte franco (yo siempre soy franco). Entiende, los músicos son capaces de tocar las almas de aquellos seres que ellos y solamente ellos son capaces de otorgarle vida: los instrumentos musicales.

¿No te son suficientes? ¿Aún anhelas que te salpique un poco de mi superioridad? Lo haré sólo porque me das lástima. ¿Has notado cuán triste es tu visión? Ves las cosas como Dios quiso hacértelas ver… y eso es deprimente. Así amenaces de muerte al pintor, el cielo que tú miras azul “gracias” a tu nula creatividad él puede transmutarlo en rojos sangrantes, violetas hipnóticos, verdes tranquilizantes.
Nos importa un carajo tu léxico de intelectual iletrado, los escritores creamos palabras por el mero placer de hacerles saber aquellas cosas que tú optas por callar. Si el padre de nuestra chica nos molesta, en un verso le podemos arrancar la vida. Si una mujer arrogante (¿más que yo? Difícil) se niega a amarnos, podemos hacerla nuestra con una sola palabra.

¿Se dan cuenta ahora? El artista no se pregunta banalidades, inventa respuestas que le convienen. Al creador de obras no le aterra el abismo, sabe cómo cruzarlo volando. La sangre del artista es un remedio ante cualquier malestar… lástima que el artista jamás sangra. No pueden herirnos ni humillarnos.

¿Alcohólicos, drogadictos, mujeriegos, abusadores, herejes? ¡Bah! Seguimos siendo artistas y nos juzgarán sólo por la grandeza de nuestro trabajo. Nos valoran, nos aman y admiran por algo tan fácil para nosotros como balbucear usando las manos, el corazón, la mente. Y al morir su cuerpo será alimento para gusanos (ésa es la etimología de la palabra “cadáver”, ¿sabías? Supongo que no). El nuestro, en cambio, jamás se pudre, queda resguardado en diversos templos casi sacros: la guitarra que empuñamos, la pluma con que redactamos, el pincel con que dibujamos… En cuanto al alma, ¡ja! Ustedes aspiran con ir al cielo a ser recompensados y temen un castigo en el infierno; los artistas nos volvemos omnipresentes: miras un cuadro y ahí estamos. Lees un libro y aparecemos. Oyes una sonata y nos invocas…

Es por esto y más que los artistas somos entes superiores. Y con el hartazgo que ahora siento en el ambiente no queda más que confirmado todo lo que he mencionado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante tu texto, aunque con un par de faltas, pero manejas muy bien la idea. Aunque no estoy de acuerdo en la superioridad del "artista", antes bien creo que es un alma sencilla buscando descanso en el arte.

Pero eso sì, tu texto me conmoviò realmente, felicidades.

Isabela dijo...

bbaaaa octavio, este texto habla sobre la Soberbia, ash vuelve a leerlo, ¿si te acuerdas que cada uno de nosotros era un pecado?

juju ¿de verdad tiene faltas? naaaa no me lo creo juju

Paulina de la Vega dijo...

pues si trata de la SOBERBIA vaya que el panda se compró el papel