que me dueles
como duelen las muelas molares
o como duelen
los cielos nublados
-mordisqueados-
o las aves muertas de vuelo.
Me duele confesar
viento perro
que de ti no hay nada
que me atraviesas inexistente
inexorable
hueco vuelco
del alma
vuelco terco
de mi cuerpo,
soy para ti una coladera sin ratas.
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Juro ante el vómito del silencio
una parvada insaciable de medusas
un enjambre de lunas
de una mujer que he extrañado
-mujer partitura-
que tilda
nada que de tus piernas de cemento
ni tus pies de queso
han desmayado mis acentos
por reencarnarte
y no perderme entre tus huesos.
Ricardo Arce
3 comentarios:
y una rama de lado a lado
y el sol de oriente a poniente
y una palabra sellada con mordidas y la vida que no es vida...
clap clap clap
aplausos a ud
y abrezos tambien
encontró la poesía carnal, me gusto.
Don Crepúsculo (suponiendo la masculinidad al morir la tarde):
Alabado sea el señor.
Vaca:
Uno no es lo que busca
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